Cuando uno pierde un ser querido (que no es mi caso) o cuando sufre una desilusión amorosa (he sufrido más de alguna) lo primero que te permite aliviar el dolor es el llanto.
A veces somos presas inevitables de un vacío, que al igual que cuando tienes hambre y no tienes comida que ponerte en la boca, hace que te duela el estómago, tu corazón o tu alma, sin tener con qué consolarte.
Llorar te limpia el cuerpo desde adentro, limpia tu alma y te deja ver el futuro con más esperanzas. Pero que hacemos cuando por más pena que tengamos no podemos llorar?
El llanto muestra el dolor a los demás, pero cuando el dolor es por dentro, es más fuerte ese dolor.
PD: Ahora o a fin de año. El final igual iba a llegar (o quizás no). Ahora se dio la oportunidad, aunque no como me hubiera gustado. Los llevo a todos y cada uno en mi corazón.
